Jota Jota Conus
Dedicado al abuelo que nunca
tuve. Para ti, Carlos Conus.
Según mis creencias, existe una sola respuesta para las preguntas que se plantean al final de Pirque Inspirador y esta es:
el Diablo.
Los
lectores que ya conocen gran parte de la historia de este encantador lugar
insistirán en afirmar que se debe a la
gestión de Ramón Subercaseaux Mercado, pero permítanme decirles que sin la ayuda
del maligno personaje hubiera sido imposible llevar a cabo la construcción del
canal.
Ramón
Subercaseaux fue uno de los propietarios de este territorio, quien “(…) no pudo
sufrir por largo tiempo esa burla continua que le hacía el Maipo con el ruido
de esa turbia i sonante corriente”[1] y decidió
conducir sus aguas hacia la hacienda pircana por medio de un
canal, cuyas obras se iniciaron bajo sus
órdenes a partir del año 1834[2] .
Esta tarea fue considerada una locura por la mayoría de la gente, pues se debía
cavar el resistente mármol y cortar profundamente las montañas. Además, los
obreros se mantenían en pie solamente amarrados
para no caer en los hondos abismos
donde aún fluye el río, los cuales tenían aproximadamente tenían 70 metros de
profundidad. Esta maravillosa,
sorprendente e inexplicable construcción dio nacimiento a la leyenda El pacto del diablo con don Ramón Subercaseaux, la cual cito a continuación:
“Es
una de las más conocidas leyendas de
esta zona junto con la de El casillero
del Diablo de la viña Concha y Toro. Basada en el asombro de quienes aún no
creen que las aguas del canal La Sirena puedan
ascender por las laderas de los cerros para regar el valle de Pirque,
como se ve desde el camino a San José de Maipo.
Don Ramón Subercaseaux, un personaje de
la historia de Pirque, fue dueño de gran parte de estas tierras e impulsor de
su progreso. En aquella época las tierras eran de secano no permitiendo grandes
cultivos por la falta de riego. Sin embargo, don Ramón se propuso la
construcción de un canal que trajera al
valle de Pirque el apreciado don del agua, extrayéndola del río Maipo, más
arriba de la bocatoma de La Obra y lo logró a pesar de las inmensas
dificultades técnicas y geológicas de su construcción. Este fue el canal La
Sirena.
El agua transformó los campos de Pirque
y permitió la riqueza de las viñas y el vino de tanta importancia en nuestra
historia local y nacional.
Los lugareños, al ver tanta riqueza,
imaginaron que era el producto del pacto entre don Ramón y el mismo demonio,
quien lo ayudaría a construir el canal para hacerse rico a cambio de su alma.
El plazo se cumplía y el demonio iba en
busca del alma del enriquecido personaje.
Esa tarde don Ramón salió de su inmensa
casona y parque en un carruaje tirado por cuatro caballos y conducido por su
auriga, quien se sentaba en el pescante, aislado de su importante pasajero.
Al atravesar el puente de San Ramón el
auriga se dio cuenta de que su carruaje no avanzaba y comenzó a guasquear a sus
caballos que bufaban estrepitosamente. Sin embargo, no se movían, era como que si
una extraña fuerza los detuviera en ese lugar. El campesino, preocupado, miró
hacia atrás y en ese momento vio salir del carruaje a don Ramón Subercaseaux
junto a un personaje alto, de bigotes en punta, totalmente vestido de negro,
bajándose del carruaje y perdiéndose en los laberintos de la noche. Era el
demonio que había venido a cobrar la otra parte del pacto juramentado.” [3]
Antes
de concentrarme en el texto, considero necesario establecer las semejanzas y
las diferencias, sobre todo estas últimas,
entre el mito y la leyenda con el
fin de evitar erróneas interpretaciones. A mi modo de ver, creo que no es
necesario extenderse demasiado en las definiciones, descripciones y ejemplificaciones
de cada uno, pues su estudio requiere un espacio que excede lo que me he
propuesto, además originaría, con toda
seguridad, una digresión a la cual mejor convendría dedicarle un apéndice. Por
tal motivo, sólo me limitaré a exponer los rasgos más importantes de los
términos en cuestión.
En Los
mitos. Consensos, aproximaciones y distanciamientos teóricos, el profesor Néstor Taipe señala que disciplinas como el
folklore, la epistemología, la etnolingüística, la filología, etc. se han
dedicado a estudiar los mitos, ofreciendo cada una de sus escuelas una definición
propia, la que muchas veces se contrapone con la ofrecida por otra. Sin
embargo, en dicho trabajo, después de un riguroso estudio, define al mito “en cuanto
relato oral, como una práctica discursiva social sobre los acontecimientos
sagrados y primordiales ocurridos en el principio de los tiempos, entre seres
sobrenaturales, y que dan cuenta de la cosmogonía, de la antropogonía y del
origen de algo en el mundo como los elementos naturales y los pertenecientes a
los derivados de la naturaleza humana.”[4] Según
esto, y aplicando parte de la
competencia que tengo al respecto, el mito corresponde a una narración situada
en un momento anterior al tiempo histórico y como tal, a la presencia del ser humano. Es un relato colectivo, y por ende, anónimo debido
a que su creación no está
asociada a un autor individual, en donde se desarrollan acontecimientos que se articulan como un sistema de creencias
sagradas, de ahí su carácter religioso, los cuales explican, a través de la
intervención de personajes de carácter sobrehumano como dioses, semidioses, titanes, gigantes,
etc., algunos hechos importantes,
como lo son el origen del mundo, del hombre, del bien y el mal, etc. De esto se
desprende que el mito tiene un carácter universal, ya que trata de dar
respuestas a trascendentales preguntas que se ha hecho el ser humano a lo largo
de toda su existencia, tales como ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿por qué estoy
aquí?, ¿cómo se creó el universo?, entre otras.
Un claro ejemplo lo encontramos en el Génesis, en donde un Dios todopoderoso
crea el cielo, la tierra y todos los seres que habitan en estos lugares. Al respecto, siempre se debe tener presente que el mito habla de los principios
y/o causas de la creación, he aquí su carácter cosmogónico, el cual se refiere
a la explicación del origen del mundo. Además, posee un carácter antropogénico,
o sea, narra la creación del ser humano a partir del polvo de la tierra[5]. Es
importante señalar que este mito tiene
características morales, pues se explica la existencia del bien y del mal.
Recordemos cuando la serpiente (para muchos el diablo) ofreció el fruto prohibido por Dios a Eva y
ésta a Adán.
En cuanto a las leyendas, éstas corresponden
a relatos, en un principio orales, de una historia sobre el origen de un
personaje, una institución o cualquier elemento natural o cultural que forma parte
de una tradición. Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua
Española corresponde a una “relación de sucesos que tienen más de
tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos”[6]. Se
presentan, al igual que los mitos, como
historias verídicas y con una función etiológica, es decir, explica la causa o
el principio de algo, por ejemplo el de un volcán o del poder político de
determinado linaje o raza. Sin embargo,
a diferencia de los mitos, muchas poseen elementos históricos y las acciones
que se narran se desarrollan por personajes en lugares que son claramente reconocibles
por los receptores, tal como lo afirma García de Diego “una narración
tradicional fantástica esencialmente admirativa, generalmente puntualizada en
personas, época y lugar determinados"[7]. Otra característica que también comparten con
los mitos es la presentación de hechos y personajes sobrenaturales, como
brujos, diablos, seres alados, etc.
Un
claro ejemplo de todo lo que hemos expuesto lo encontramos en la leyenda El pacto
del diablo con don Ramón Subercaseaux, en donde se le atribuye al demonio
el origen de la riqueza natural del valle de Pirque. Los elementos históricos
que encontramos en ella son
principalmente el canal La Sirena
(actual canal de Pirque), construido, según diversas fuentes
consultadas en 1834[8], y la presencia del personaje llamado Ramón Subercaseaux,
quien nació el 10 enero del año 1790 en la aldea Nancoto y
falleció el 30 octubre de 1859 en la
ciudad de Santiago. Cabe destacar que este señor, primero se destacó como comerciante
en La Serena, después se estableció en Valparaíso, donde tuvo su casa de
comercio, luego adquirió la hacienda Pirque y posteriormente
compró El Llano que
lleva su nombre y el Colmo.
También fue uno de los principales
accionistas del Ferrocarril de Valparaíso a Santiago. Senador entre los años
1840 y 1849, y desde el año 1852 hasta el
día de su muerte[9].Un personaje con gran poder económico,
político y social como se infiere.
Como
más arriba se indicó, la leyenda posee lugares que son perfectamente
identificables y ello debido a su temática localista, a
diferencia del mito que responde a preguntas trascendentales de la humanidad. En
este caso, el espacio que actualmente
corresponde a una de las comunas de la Provincia Cordillera y que conocemos con
el nombre de Pirque.
Si ahora nos concentramos
en el origen y el desarrollo del relato en cuestión, puedo afirmar que ocurren por razones que se interrelacionan
entre sí. La primera de ellas es mencionada en forma explícita por el texto y
se debe al “asombro de quienes aún no
creen que las aguas del canal La Sirena puedan
ascender por las laderas de los cerros para regar el valle de Pirque”. Efectivamente,
antes de introducir la leyenda, hablé del trabajo sobrehumano que se debía realizar para desviar las aguas
maipinas hasta la hacienda pircana. Nunca fue una tarea fácil, alguna extraña
presencia actuó en la construcción del cauce. Así fue, qué duda cabe, si hasta la
misma “Asociación de Canalistas del Canal de Pirque” habla sobre la
participación de fuerzas sobrenaturales:
“La
leyenda cuenta que don Ramón decidió construir un canal para regar la
Hacienda de Pirque (hasta el sector de Santa Rita). La labor era una empresa de
proporciones para la época, por lo que se dice, don Ramón decidió hacer un pacto con el diablo, quien le ayudaría a terminar el canal, a cambio de su alma. Así, entre los obreros empezó a circular el rumor de que durante las noches el diablo trabajaba en la construcción y terminación del canal sin descanso.”[10]
Hacienda de Pirque (hasta el sector de Santa Rita). La labor era una empresa de
proporciones para la época, por lo que se dice, don Ramón decidió hacer un pacto con el diablo, quien le ayudaría a terminar el canal, a cambio de su alma. Así, entre los obreros empezó a circular el rumor de que durante las noches el diablo trabajaba en la construcción y terminación del canal sin descanso.”[10]
La segunda razón, según mi parecer, se
encuentra gatillada por la impensada transformación que sufrió Pirque que, como ya se mencionó, pasó
de tierras de secano a nutritivos campos.
“(…) obra osada i perfectamente
conducida desde la boca – toma hasta la Puntilla de San Juan que es donde
comienza a regar los terrenos de la hacienda. Gracias a él esta posesión se
halla al presente completamente transformada, en vez de desiertos e incultos
montes i de áridas i pedregosas llanuras se ven ahora vastas y estensas
campiñas de verdes pastos o amarillas mieses, orladas de grandes hileras de
álamo que formando interminables i
umbrosas alamedas permiten al viajero contemplar libre del calor de un sol de
verano, los prodijiosos efectos producidos por las fecundas aguas del Maipo.”[11]
La
leyenda “El pacto del diablo con Ramón Subercaseaux” señala que “El agua transformó los campos de Pirque
y permitió la riqueza de las viñas y el vino de tanta importancia en nuestra
historia local y nacional” a la que también debemos sumar su carácter
internacional, ya que el 2012 la más
importante de sus viñas, Concha y Toro, fue “reconocida como “La Marca de Vinos
Más Admirada del Mundo””[12]
y en la actualidad “es el principal
exportador de vinos de Latinoamérica y una de las marcas vitivinícolas más
importantes a nivel mundial. Desde 2001, la compañía forma parte del Club des
Marques (Club de Marcas), transformándose en la única viña latinoamericana que
integra esta asociación, la cual reúne a las marcas más destacadas de la
industria vitivinícola mundial.”[13]
Motivos, entre otros varios, por los
cuales muchos consideran a Pirque “La Capital del vino”[14].
No está de más decir que muy ansiosos
esperamos el mes de abril para celebrar la Fiesta del Vino de esta comuna… ¡salud!...
lo siento, no lo pude evitar.
La pregunta inevitable que surge en estos
momentos es, ¿por qué, entonces, no se
le atribuyó la obra a Dios, quien por medio de Jesucristo, ayudó al señor
Subercaseaux Mercado? Creo que por la sencilla razón que, tal cual lo señala La Sagrada Biblia, no
se puede amar a Dios y al dinero:
“Porque
los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias
necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición; / porque raíz de todos los males es el amor al
dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron
traspasados de muchos dolores. / Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas
cosas, y sigue la justicia, la piedad, la fe, el amor, la paciencia, la
mansedumbre.”[15]
“Ninguno
puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o
estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las
riquezas.”[16].
No
tengo la menor duda de que dichos pasajes se les enseñaban a los innumerables
peones en las capillas, a través de las periódicas misas costeadas por quien se convirtió en un hombre poderosamente rico, el
que incluso en un determinado momento se adueñó de todas estas tierras y de sus
aguas “Hubo una época en que Pirque pertenecía
hasta tal punto a los Subercaseaux, que Don Ramón hizo poner una puerta,
candado y cadena en el puente que lleva su nombre”[17]
con el fin de evitar robos y saqueos. Seguramente, alguna vez algún parroquiano
le preguntó por la situación y conducta de su patrón a quien oficiaba la ceremonia; o por temor a perder su empleo,
lo hizo mientras se confesaba, ante lo cual el presbítero respondía que contra
los propósitos de la Divina Providencia estaba prohibido atentar, pues ella sabía por qué hacía las
cosas y todos debían aceptarlas, sin excepción alguna. Insistía en que los
campesinos debían preocuparse solamente de trabajar la tierra para el dueño,
que
aportaba con la producción del país, y cuyo aporte iba para el estado, quien entregaba puntualmente el diezmo a la Santa
Iglesia Católica. El labrador, inquieto y disconforme con la respuesta obtenida,
le recordaba lo aprendido en las misas, pero el cura, por su parte, le decía, con
el fin de tranquilizarlo, que no se preocupara, ya que Dios se encargaría del
juicio final e incorporaba a su discurso religioso otros pasajes bíblicos, como
los que cito a continuación:
“No
juzguéis, para que no seáis juzgados. /
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida
con que medís, os será medido. / ¿Y por
qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga
que está en tu propio ojo? / ¿O cómo
dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo
tuyo? / ¡Hipócrita! saca primero la viga
de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu
hermano.”[18]
Finalmente,
le recordaba que gracias a la labor de Ramón Subercaseaux Mercado,
iluminado por Dios, ellos tenían trabajo. Sin embargo, el campesino, que solo
pedía lo justo, no quedaba satisfecho con la plática y salía de la capilla a
reafirmar el rumor de la estrecha relación entre el diablo y el magnate de
Pirque, rumor que con el paso del tiempo se convirtió en leyenda y cuyos
efectos llegaron hasta el día de hoy, y de los cuales, obviamente, también se
hicieron parte sus familiares, como su nieto Julio Subercaseaux, quien de esta
manera lo recuerda:“(…) una vez un
capataz nos mostró un banco de piedra partido por un rayo y nos dijo que ahí el
diablo se había sentado con el patrón don Ramón, mi abuelo”[19]
Volviendo
directamente a la leyenda que nos interesa, ahora conviene hablar de su desenlace.
Ya se dijo que este relato surge de la oralidad, y como bien sabemos al ir
compartiéndose por este medio, de interlocutor en interlocutor a través del
tiempo, algunos van “poniéndole de su propia cosecha”. De esta manera,
encontramos distintas variantes, o
diferentes versiones y El pacto
del diablo con Ramón Subercaseaux, no escapa a esta situación. En él aparece
que después que salió de su casona[20],
y mientras atravesaba el puente,
actualmente conocido como San Ramón, el
carruaje se detuvo, y el demonio,
quien es descrito como “un personaje alto, de bigotes en punta, totalmente
vestido de negro”[21] salió del vehículo para cobrar la palabra
y llevarse su alma. Pero también se conoce otro final, en donde aparece
que un carruaje negro, guiado por jamelgos con alas, desciende al mismo puente
para buscar al Sr. Subercaseaux. Patricia
O’ Shea Lecaros afirma que a este
personaje tan importante para la historia pircana se le atribuye un pacto con
el Diablo, “Aunque las razones que tuviera
(…) varían según a quienes le
pregunte (en general, se dice que fue para que Pirque prosperara), lo que sí se
cuenta es que mientras éste cruzaba el río Maipo, un carruaje negro con
caballos alados descendió a buscar a don Ramón”[22].
Esta misma situación se reitera en la novela El Chupacabras de Pirque, en donde la bruja Melisa le dice a Ricki y a su primo
Dante lo siguiente:
“-Pues
les contaré que hace mucho más de cien años, el Marqués de Concha y Toro le
vendió su alma al Diablo por preservar una bodega de vinos. No querrán saber ustedes
lo que sucedió allí. Pero eso no es todo. Años después, el señor Ramón
Subercaseaux también hizo un pacto con Lucifer y dicen que cierto día al cruzar
el río Maipo, un carruaje negro con caballos alados descendió a buscar a don Ramón”[23].
Permítaseme la libertad de aplicar el
concepto de veracidad al fragmento que acabo de citar para indicar que el ente
ficticio y con él, su autores cubanos,
Pepe Pelayo y Batán, incurren en un desacierto,
ya que afirma que el señor Ramón Subercaseaux estableció un trato con Lucifer
después que lo hiciera con Melchor Concha y Toro, ¡craso error histórico!,
pues, si mal no recuerda, los inicios de la construcción del canal La Sirena
datan del año 1834, mientras que la leyenda del Casillero del Diablo, introduce
como fecha el año 1883[24]. Comprendo
que la bruja no quiera asustar a Ricki y a Dante, por eso decide no contarles la historia de lo que sucedía en la bodega de
vinos, a diferencia de todos nosotros, que
sí nos interesa saber lo que ocurrió en dicho lugar. Pero esto queda reservado
para un próximo estudio, en donde se analizará el Casillero del Diablo: La
leyenda del vino. Por ahora mi
interés sólo se concentraba en la presencia del diablo en el canal de Pirque y
en profundizar con un relato de nuestra Provincia Cordillera
el párrafo de Oresthe Plath que habla sobre las “Leyendas del diablo”:
“El
pueblo, a la vez, recuerda en Chile a numerosas personas que han vendido su
alma al Diablo y que se han salvado de los pactos valiéndose de sus respectivas contras.
De aquí, según el pueblo, los terrenos de rulo que de la noche a la
mañana se convierten en fértiles campos
de plantío y la prosperidad de la hacienda
o el éxito de los negocios de muchas personas de las cuales se da el
nombre”[25]
Como puede apreciar, queridísimo
lector, ahora le corresponde a usted aplicar los contenidos expuestos en este
trabajo al texto citado, ¡que lo
disfrute!
[1]
Miquel, Manuel, Op. Cit. p. 57- 58.
[2]
Ver www.canaldepirque.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=12&Itemid=27.
Visita realiza el 23/04/2013.
[3]
Esta leyenda me la facilitó el Licenciado en Historia David Valenzuela Mardones,
quien la obtuvo del profesor Ernesto Mosqueira.
[4]
Ver www.ugr.es/~pwlac/G20_16NestorGodofredo_Taipe_Campos.html. Visita realizada
el 23/04/2013.
[5]
Génesis 2: 7-8 En www.bibliaonline.net/biblia/?livro=1&versao=54&capitulo=&leituraBiblica=&tipo=&ultimaLeitura=&lang=es-AR&pag_ini=30&cab
=. Visita realizada el 25/04/2013.
[6]
lema.rae.es/drae/?val=leyenda. Visita realizada el 25/04/2013.
[8]
www.pirque.com/historia_de_pirque.php
es.wikipedia.org/wiki/Pirque
www.tesorosdechile.cl/casona-y-pirque
www.pirque.cl/turismo/contenido.php?id=4&idioma=0
www.biblioredes.cl/bibliotecas/4150/noticias/7122.
Visitas realizadas el 28/04/2013.
[9]
Véase en www.genealog.cl/Chile/S/Subercaseaux/.
Visita realizada el 28/04/2013.
[10]
http://www.canaldepirque.cl/index.php?option=com_content&task=view&id=12&Itemid=27.
Visita realizada el 28/04/2013.
[11]
Op. Cit. p.
[12]
Véase www.conchaytoro.com/web/la-compania/historia/?lang=es. Visita realizada el 29/04/2013.
[13]
Cita extraída de los folletos que entrega la viña.
[14]
www.pirque.com/fiesta_del_vino.php. Visita realizada el
29/04/2013
[15]
1ª Timoteo 6: 9 -11 en www.bibliaonline.net/biblia/?livro=54&versao=54&capitulo=&leituraBiblica=&tipo=&ultimaLeitura=&lang=es-AR&pag_ini=90&cab=. Visita realizada el 29/04/2013.
[16]
Op. Cit. Mateo 6:24
[17]
Antología de Pirque. p. 11.
[18]Op.
Cit. Mt 7, 1-5
[19]
Subercaseaux, Julio Reminiscencias. Antología de Pirque. p. 73.
[20]
En la casona que Ramón Subercaseaux mandó a construir en 1830 hoy se encuentra
el restaurant Tesoros de Chile. Ver www.tesorosdechile.cl/nosotros. Visita
realizada el 30/04/2013.
[21]
Características que se repiten en otras leyendas, como verá en posteriores
estudios.
[22]
Antología de Pirque. p. 171.
[23]
Op. Cit. p. 46.
[24]
Existe un blog en Internet, blog.uvinum.es/leyenda-casillero-diablo-852566, el cual
sorprendentemente, después de ofrecer el comercial afirma en forma errónea que “La
leyenda empieza a mediados del siglo XIX (1871), cuando Don Melchor de Concha y Toro, dueño y fundador de la Viña Concha y Toro (Chile), reservaba sus mejores botellas de vino
para él y sus allegados, pero estas joyas embotelladas desaparecían
extrañamente, a pesar que eran guardadas bajo llave.” Visita realizada el
30/04/2014.
[25]
Plath, Oreste. Geografía del mito y las
leyenda chilenos. Santiago de Chile. Grijalbo, 2000. p.79.
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