sábado, 2 de septiembre de 2017

Un puente diabólico[1]


                                                                                   Evelio Echeverría

 Poco más arriba de la confluencia del río Maipo con el del Yeso, hay un puente  natural bajo el cual ruge el torrente del Maipo. Se le llama el Puente del Diablo, hace notar Riso Patrón, no por leyenda o tradición, sino “por anteposición al puente de fierro que existe más arriba que es conocido  con el nombre de Puente de Cristo”. Error del geógrafo, el primero y seguramente  el único que hiciera  en su vida, pues se le conocía  como a una persona exacta, como fórmula matemática. El porteño Adolf Wilckens dejó en alemán una leyenda que Riso Patrón ignoraba y que traducida dice lo siguiente:
               
Aun desde hace mucho tiempo, cuando el Señor todavía  vagaba por la tierra, corría el río Maipo de la cordillera al mar. Se apresuraba por un hermoso y fértil valle, con extensos campos verdes a cada lado. Jesucristo  vio que la corriente  del río, honda y  poderosa, impedía que los seres humanos pudieran pasar de un lado a otro. Y con su natural compasión quiso ayudarlos, por lo cual llamó al Diablo y le dijo:

 “–Haremos una apuesta; tú y yo, empezando al mismo tiempo, construiremos un puente sobre el río  y veremos quien termina primero”.  Se pusieron ambos a trabajar, el Diablo bajo el agua  y Jesucristo sobre ella. El Diablo  hizo caer un monstruoso  bloque de roca  que quedó a horcajadas  sobre el torrente; y el agua, con horrible ruido, logró abrirse paso socavando  el lecho del río para continuar su curso. Así terminó rápidamente y ganó la apuesta. El Señor, por su parte, había construido  un puente sobre una parte profunda del río, el cual  siguió corriendo bajo él sin obstáculos. Y así los seres humanos podían contar ahora con un puente de hierro que podrían cruzar  sin mojarse. Y dijeron: “El Diablo ha ganado la apuesta, pero el puente de Cristo es el mejor”. (Nota 18 Adolf Wilkens, “ Teufelsbrucke und Brucke Christi” Andina 4,3 (1925) 18-9)

 El líder del andinismo nacional, Gastón San Román, nos dejó descrito así el anterior “Puente del Diablo”:

… un trajinado sendero lleva al cabo de cinco minutos hasta un lugar en que gigantescas
rocas desprendidas de lo alto han formado un puente natural sobre el río Maipo. Bajo el puente se produce una caída de agua de varios metros, precipitándose  por allí  toneladas de líquido  con un estrépito ensordecedor;  una fina cortina de agua se eleva del fondo formándose continuamente bellos arcoiris. Para mirar al fondo de esta profunda fosa es necesario atravesar por resbaladizas rocas, pero el cuadro del río  despeñándose por entre las gigantescas murallas es un espectáculo que bien vale la pena” (Nota 19 Gastón San Román, Guía de excursionismo para la cordillera de Santiago. Santiago, Federación de Andinismo de Chile, 1977, 85)




[1] Leyendas de Los Andes de Chile. Evelio Echeverría. Editorial: Impr. Arancibia Hnos., Santiago de Chile, 1988.  p.p. 67 – 68.

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