Jota Jota Conus
Quien leyó atentamente El Infierno Puentealtino se habrá dado cuenta que se omitieron
hitos importantes de nuestra comuna, como por ejemplo, El Cristo Negro, y que
otros hechos dignos de mencionar en un
libro con este título sólo fueron tratados de manera superficial como es el
caso de Hans Pozo, cuyos trozos corporales, como bien recordará, aparecieron
repartidos en distintos lugares del Puente Alto infernal. La oscura figura religiosa
fue excluida debido a que su simbología está en directa relación con la comuna
de Pirque. Fácilmente se podrá refutar
que esta no es una razón suficiente para no haberla incluido, aunque
fuera de forma somera, considerando, incluso, que el narrador protagonista de
dicho texto literario en el cuento titulado “El guitarrón satánico” se enfrenta
al mismísimo Diablo en lo más recóndito del campo pircano, es más, se viajó más
lejos al mencionar San José de Maipo en el cuento “La búsqueda”. Esta decisión
fue totalmente consciente por parte de su autor y obedeció al enorme deseo por
desarrollar un segundo libro en donde se incorporen más elementos de las otras
dos comunas, estableciendo de esta manera una apertura cultural, sobre todo
literaria, que abarque en un sistema armónico el patrimonio de nuestra
Provincia Cordillera. En el caso del joven de La Pintana la alusión fue
explícita en el primer párrafo, luego a través de una cita de José Ángel Cuevas
en donde se señala que el único lugar en donde merecen ser repartidos los
fragmentos de Hans Pozo es Puente Alto, también cuando se menciona su alma, y por último, casi al finalizar el libro,
cuando el narrador protagonista indica que durante la noche se pegó un antenazo
frente a la animita de este cauro.
Es necesario señalar que este segundo libro en cuanto a
dimensiones se refiere, tendrá una envergadura mucho menor que su antecesor y
ello porque se considera que cada vez es más urgente la necesidad de establecer
un cambio en nuestra educación, es decir, utilizando un chilenismo “la vamos a
hacer cortita”. Es por ello que el
presente trabajo está dedicado a todos los docentes de Chile, pero sobre todo a
aquellos profesores de Historia y de Lenguaje que trabajan en la Provincia
Cordillera… sigamos en Puente Alto. Estábamos en Hans Pozo.
Recuerdo… y aquí comienza a fallar la memoria, en
relación al año exacto en que se realizó el evento, que el Profesor Jaime Campusano,
más conocido como el Profe Campusano, ganó en la categoría adulto (de 20 a 99
años) el concurso literario, organizado por la Municipalidad de Puente Alto,
“Puente Alto en 500 palabras”. Este consistió en utilizar un mínimo de 300
palabras y un máximo de 500 para escribir un cuento infantil relacionado con nuestra
comuna. Intenté participar, pero me pasó lo de siempre, cuando se limita la
cantidad de palabras en mis creaciones, como el caso del concurso Santiago en
100 palabras, por ejemplo, me siento encajonado y la libertad se coarta, así
como el vuelo imaginativo y en determinados momentos comienzo a mutilar mi trabajo para
encasillarlo en algunos puntos de las bases. De todas formas lo intenté,
sin embargo, ante el desastroso y vergonzoso resultado final, decidí no
enviarlo. Ahora es el momento de dar a
luz este bodrio y de pedir disculpas después de que lo lea:
Hace
poquísimo tiempo en un lugar muy cercano vivía Hans. Él hacía todas las tareas
que le daban en el colegio, compartía los juguetes con sus amiguitos, se
cepillaba los dientes después de cada comida y se bañaba todos los días sin
importar que el agua estuviera caliente, helada o tibia. Sus padres se sentían muy orgullosos por el hijo que
habían criado y como se portaba tan bien le daban muchos premios, entre los que
destacaban pelotas, bicicletas y
videojuegos.
Atraídos por todos los juguetes, los
niños de otros lugares pronto entablaron una estrecha amistad con él y las
invitaciones para que fuera a jugar con ellos no se hicieron esperar. Pero Hans
antes de aceptar, preguntaba con una
reverencia:
Benditos padres, ¿puedo jugar con
mis nuevos amiguitos?
-Bueno, Hans, pero no te vayas tan lejos. Y recuerda no aceptar nada de
extraños.- le decían sus padres.
Al principio todos se divertían, compartiendo
hasta quedar exhaustos, día a día, pero de un momento a otro se aburrieron:
-¡Tus juguetes ya no nos gustan! ¡Preferimos jugar con la churri!- le
gritaron con enfado al ejemplar Hans.
-¿Qué es la Churri?- preguntó inocentemente el niño.
-Es nuestra amiguita secreta, ¿quieres conocerla?
Hans pidió que se la presentaran. Al
hacerlo, inmediatamente apareció entre medio de una densa polvareda, el Hombre
de Negro, quien entregó al niño un encendedor, acompañado de una pipa con un
polvo amarillento, y le pidió que la
fumara. Al hacerlo, Hans sintió que por
unos segundos volaba y pidió que le
dieran más, pero el Hombre de Negro le
dijo que si quería más debía regresar al día siguiente, y así lo hizo, todos
los días Hans volvía por más y más y mucha más churri. Al entrar en íntimo contacto con
aquella droga, cambió completamente: no asistía al colegio, se le cayeron los dientes, no se bañaba y ya ni siquiera
llegaba a casa. Lo único que le importaba era volar con la churri.
De tanto fumarla, un día se acabó la droga, por lo tanto el Hombre de Negro
tuvo que salir en busca de más. En la soledad, y ya con los pies en la tierra,
Hans recordó los felices días junto a sus padres, cuando iba al colegio, jugaba
sanamente con sus amigos, y decidió aprovechar la ausencia del malvado para
escapar, pero cuando se disponía a hacerlo
se encontró frente a él. Al
percatarse que Hans huía, corrió tras él y al darle alcance extrajo un cuchillo
de su bolsillo y empezó a dar golpes a
diestra y siniestra, cortando el cuerpo
de Hans en innumerables trozos que luego metió en un saco y que decidió
esconder uno por uno en algunos
lugares de Puente Alto y de esta manera fueron a dar a distintas partes de nuestra
comuna transportadas sobre todo por el hocico de juguetones perros hambrientos:
un dedo se encontró en el Cerro La Ballena, una oreja en la Villa Nocedal, un
pie en Eyzaguirre, la nariz en Domingo Tocornal. De Hans ese fue su trágico final.
Por eso niños, tengan cuidado con la droga, si no lo hacen aparecerán descuartizados y
repartidos por Puente Alto, tal como le
ocurrió a nuestro queridoprotagonista. Esta es una historia real. Muchos de
ustedes no lo creerán. Si así es, pídanles
a sus padres que los lleven a pasear por la población Marta Brunet, pues ahí
encontrará la animita que recuerda el sector en donde apareció una mano y un pie de Hans.
¡Penca la güeá!... Más encima, al transcribirlo, altiro
me acordé de La corbata del Diablo, texto que aparece en El Infierno puentealtino.
Nuevamente se está repitiendo la misma temática. Debo confesar, ya que hace
rato que estamos en confianza, que al plasmar este texto me dolió la guata y
que incluso un par de peos calduos se me salieron en el acto. Pero esta vez no me
internaré en la pobla para pegarme sus cachimbazos…eso ya fue. En esta
oportunidad desarrollaré otro trabajo
para expandir mi mente y por eso tomé la Metrobús setenta y cuatro y pasé todo el día en Pirque. Al regresar a
casa escribí el siguiente texto con la gran ayuda de un poema que encontré en
Facebook. Ya. Sin más que agregar,
invito a leer a usted el estudio que se originó después de ese paseo:
PIRQUE
INSPIRADOR
Pirque:
pueblo lleno de belleza
Rosa
Caro
El
mismo puente día a día.
Te
miro y no puedo dejar de conmoverme.
Agradezco
porque tan solo existes,
mas
aún no he podido recorrerte.
Causas
un placer que embriaga.
Llena
de ostentación saboreo tus viñedos,
En todo eres hermosura.
Aire que
libera mis pulmones
y
dispersas mis tristes emociones.
Allí, la gente campesina,
que
aguarda en el tiempo
los
meses de vendimia,
cantores,
payadores.
La
tierra se ilumina
cuando
todos peregrinan.
Por
las noches tu silencio, grillos,
las
aves están dormidas
y a
ratos el Raco despeina
a
los árboles centenarios.
Caen
las hojas y besan tus pies divinos.
El
viento cálido te susurra al oído
el
amor que te profesa,
las aguas cristalinas que bajan por tus venas
tan
gélidas rauda al mar, su destino.
Grandes
rocas fueron creadas
y los
siglos fueron poniéndolas
una a
una en el río, sus orillas
como
si fueran niñas,
bañándose
en días de primavera.
Deseo
caminarte
y no
morir sin conocerte.
Quiero
recorrerte,
paso
a paso.
Descansar
en tus verdes hierbas,
dejar
que el tibio sol me cobije.
Sentirte en mi
piel canela.
Te he
escuchado en la noche más oscura.
Tus
palabras en torrentes me bañan.
Te
vierto en mis hojas, te difundo, te publico.
No me
canso en dedicarte
mis
más profundos poemas .
Antes de desembocar directamente en las palabras del poema que introduce el
presente trabajo, desde un comienzo debo señalar que uno sus objetivos es enseñar, con la ayuda de una
redacción sencilla, algunos conceptos
básicos utilizados en los estudios literarios y el hablante lírico corresponde a uno de éstos. Éste se define como la voz ficticia que
entrega emociones, sentimientos y
pensamientos a través del lenguaje. De ningún modo debe confundirse con el poeta, quien corresponde al ser humano
que escribe el poema. La misma tarea debe realizarse con los conceptos de narrador y autor debido
a que el primero corresponde al ser
ficticio que relata los hechos que le ocurren a un personaje (puede ser el
mismo) en un espacio y tiempo determinados, mientras que el segundo es quien
escribe el cuento, la novela, la fábula, etc. Como puede inferir, el hablante
lírico y el narrador corresponden a una de las tantas creaciones del poeta y
del autor, respectivamente.
Para aclarar la exposición del
párrafo anterior, permítaseme la libertad de citar algunos ejemplos. Si yo,
quien escribe, la “persona de carne y hueso”,
soy un poeta y escribo los siguientes versos (¡Que todos me disculpen!)
“Te calmo / Estoy preocupada / El diablo / Me ha dejado embarazada” y usted, queridísimo(a)
lector(a), ríe a carcajadas o por lo menos sonríe, o bien, manifiesta algún
sentimiento de desagrado debido a que ha dudado de mi sexualidad quiere decir
que aún no nos estamos entendiendo y me
veré en la grata obligación de transformarme en un autor, cuyo narrador
comienza su relato de la siguiente manera: “El fin de semana pasado fui con mi
familia al planeta Saturno y echamos una carrera en cada uno de sus anillos”. Con respecto al poeta, a quien llamaré
cariñosamente Jorge Jeria Conus, afirmo de manera irrefutable que es de sexo
masculino, por tal motivo, no posee ni los óvulos ni los ovarios ni las Trompas
de Falopio, entre otros elementos propios del aparato reproductor femenino, que
le permitan embarazarse. Por mucho que lo quisiera. Con esto pretendo aseverar
que el poeta puede crear un hablante lírico que corresponda a lo que dicte su
imaginación y según las necesidades y objetivos que persiga puede ser un ente
ficticio perteneciente al sexo femenino como una mujer, o un perro, un gato,
un árbol, un molinillo, un automóvil, etc. Lo mismo diré del autor, pues
éste puede crear un narrador que viaje al Amazonas, al Sol, al Cajón del Maipo
o hacia el centro de la Tierra, sin necesidad de moverse de su escritorio.
Simple conclusión y al grano: no debemos confundir los conceptos… ¡Ya!, ¡No me
molesten!... Algunos siguen sin
comprender… ¡bueno, ya!, ¡cuando quieran les doy un hijo!.. Un beso para todos
ustedes… ahora, pongámonos serios.
Antes de continuar debo hacer tres aclaraciones: En primer
lugar, que me resulta absolutamente imposible leer este texto poético con una
actitud meramente estética, sin preocuparme por el contexto biográfico de Rosa
Caro, pues la conozco gracias a las interesantes conversaciones que hemos
sostenido por medio de Internet, las
cuales me han entregado datos que no
puedo omitir a la hora de enfrentarme a su creación, pues considero que me
permitirán dar un sentido más exacto y completo que el otorgado por una lectura
concentrada única y exclusivamente en elementos estilísticos y temáticos. En
segundo lugar, que para evitar problemas
debería pedir disculpas a los lectores y a la creadora de este texto por
mutilarlo, (“destruirlo” dice mi amigo, el poeta puentealtino Erasmo Dominguez
Santibañez ), pero no lo hago porque estoy completamente seguro de que se leerá
como obligatoriamente corresponde, es decir, en su totalidad, lo cual permitirá
entregar un sentido que guiará al lector hacia nuevos caminos que respaldarán,
complementarán, corroborarán o refutarán lo afirmado no solo en este
estudio, sino en otros que componen esta empresa, ya que los análisis e
interpretaciones que entregaré por ningún motivo se agotarán en el presente
trabajo. Por último, y en relación a las dos actividades que llevaré a cabo
para acercarme al poema Pirque: Pueblo lleno de belleza, cabe
precisar que estableceré una correspondencia entre el hablante lírico y su
creadora Rosa Caro. Recordará, que más arriba he señalado que el poeta, en este
caso la poeta o poetisa, inventa una identidad lírica para manifestar
perspectivas personales que por medio de la palabra reproducen deseos,
frustraciones y emociones de la persona real. En este caso, dicha identidad, la
veo similar a la de la poetisa por las asociaciones que verá a continuación:
El
primer verso “El mismo puente día a día”,
no nos es difícil suponer que se refiere a la vía construida sobre el río
Maipo, la cual une Puente Alto y Pirque, vale decir, al
puente San Ramón[1]. Como
puede apreciar, desde un comienzo, recurro a la realidad extraliteraria
a partir del verso citado, pues creo que nos habla en forma indirecta de esa
monotonía que forma parte importante de la rutina diaria desarrollada por Rosa Caro para trasladarse
desde Puente Alto hasta la comuna que, con el poder de la palabra se transforma
en el objeto lírico[2] de
su poema, con el objetivo de
efectuar aquellas labores de
servidumbre que le permitan aportar con el techo, el abrigo, la educación y la
alimentación de su familia. Efectivamente, en Pirque ella trabaja como
ejecutiva de ventas de lunes a sábado, pero para la creación del poema y por
medio del hablante lírico manifiesta la frustración que siente todos los días
debido a que no puede conocer los infinitos rincones de esta hermosa tierra[3].
Afirmo lo anterior, porque considero, buscando el motivo, la causa o el motor
de este poema, que su creación literaria obedece a la imposibilidad de
disfrutar empíricamente de Pirque producto del agobio provocado por el ajetreo
laboral. Sin embargo, hay una liberación que le permite escapar de este
esclavizador infortunio, la cual es, según el hablante lírico, insisto en el
concepto, otorgada por la existencia de este mismo lugar, pero, y he aquí lo
vacío del deseo, no encuentra satisfacción, pues no ha podido conocerlo como quisiera
“No he podido recorrerte”, “Deseo
caminarte / y no morir sin conocerte / quiero recorrerte / paso a paso (…)”.
Uno
de sus anhelos es reposar en esta especie de locus amoenus. Aquí, necesariamente debo detenerme para explicar al
lector no emparentado con los conceptos literarios, que esta palabra latina
corresponde a un tópico que se traduce al castellano como lugar ameno: un espacio ideal
semejante al paraíso del Edén, con ríos cristalinos que bajan desde las
nevadas cordilleras para alimentar a los verdes valles en donde reposan los animales bajo las refrescantes sombras de los
frondosos árboles. Un territorio, se deduce, apto para la reflexión. Para
ejemplificar este tópico literario se recurre frecuentemente al Canto del
personaje Nemoroso creado por el poeta español Garcilaso de La Vega “Corrientes aguas puras cristalinas /
árboles que os estáis mirando en ellas,
/ verde prado de fresca sombra lleno”[4].No podemos negar la semejanza entre estos versos
y los de Pirque: pueblo lleno de bellezas, “las aguas cristalinas que bajan por tus venas”, “descansar en tus verdes hierbas”. Además, la presencia del río, la flora y la fauna, refuerzan la idea de que nos encontramos con elementos pertenecientes al locus amoenus.
No
cabe duda de que la poeta realiza, aunque solo sea en parte, una idealización de Pirque, pues el principal
río, ese que pasa bajo el San Ramón, y
que nutre sus tierras, es oscuro, tal
como afirma Benjamín Subercaseaux “El
Maipo, con la erosión de su corriente, ha carcomido el terreno, y el puente se
lanza de una ribera a otra por encima de unas aguas turbias y rojizas y que
corren allá abajo en lo hondo”[5].
Pero como señalé, no lo hace en su totalidad, ya que en la realidad
extraliteraria, la comuna que suscita nuestro interés posee aguas cristalinas
que le otorgan connotaciones edénicas. Por ejemplo, en el sector de la Reserva
Nacional Río Clarillo, entre las riquezas de su flora y su fauna manifestadas por las más diversas especies
que existen en el lugar, es posible disfrutar de los lunes, quillayes, peumos,
espinos, maquis, ligues, canelos, arrayanes, guayacanes, cactus, cachuditos, torcas, royaditos, fíos-fíos,
zorzales, tencas y un largo etcétera[6].
Lamentablemente, variedades como éstas
no son mencionadas por el hablante lírico, ya que las ignora debido a que no conoce el lugar. Cuando nos
habla de la flora, lo hace solo en forma general “a los árboles centenarios”. Sin embargo, existe una excepción, representada por los viñedos, en donde veo un
tratamiento poético más elevado en comparación con el resto del poema “Causas un placer que embriaga/ lleno
de ostentación saboreo tus viñedos”, “Allí la gente campesina /que aguarda en el tiempo / los meses de
vendimia / cantores, payadores, /la tierra se ilumina /cuando todos
peregrinan” y es lo que realmente merece debido a la importancia de este
paisaje cultural para la identidad de la
zona. En cuanto a la fauna, se reitera
la denominación general “las aves están
dormidas” y en forma particular sólo aparecen esos insectos llamados
grillos. Nada más se nos dice al respecto.
En relación a la hermosura de la
comuna, muchos
estudiosos hacen hincapié en ella. Según
Carlos Ruiz – Tagle, Pirque es “Un valle
rodeado de altos cerros (…) tiene una naturaleza muy especial y una botánica de
veras atrayente. Las quebradas cuentan con muchos árboles autóctonos. Los
peumales, los quillayes son hermosísimos y los arrayanes imperan a la orilla
del estero”[7].
María Adriana Fernández dice que “El
concepto de vegetación rodea al pueblo y
se introduce en él, dejando algunos rincones de mucha belleza. El panorama del
lugar – con el cerro por el sur – la cordillera al Oriente, el río Maipo y
campo hacia el Norte y el Poniente tiene mucho atractivo”[8].
Todas estas características provocan un hechizo en el ser humano, el cual lo
lleva a visitar estas tierras desde hace muchísimos años en forma constante.
Algunos documentos históricos contenidos en la Antología de Pirque así lo demuestran.[9] Esta seducción también se manifiesta en el
plano ficticio a través de la literatura, por ejemplo en la novela El Chupacabras de Pirque, el personaje llamado Edmundo cuando “quiso alejarse del ruido y del esmog de la ciudad recorrió casi todo
Pirque buscando una parcela bonita y amplia”[10] y
su protagonista, Ricky, mientras iba “sentado
en la parrilla trasera, disfrutaba del paisaje rural a esa hora tan temprana.
El sol se filtraba entre el follaje de los almendros, los sauces llorones y los
plátanos orientales, en cuyas ramas los pajarillos se encargaban de darle la
bienvenida a la mañana con sus cantos”[11].
Pero
volvamos a Pirque: Pueblo lleno de
belleza. He afirmado que la poeta, a
través de su creación imaginaria manifestada con las palabras, nos entrega su
sueño, el cual consiste en conocer esta
tierra, pero sufre la destrucción de su expectativa al no cumplir su anhelado deseo. Este estado
se manifiesta, a mi entender, con las menciones generales que se realizan de la flora y de la
fauna. De esta ignorancia es
autoconsciente, sin embargo, y he aquí la paradoja, están presentes muchos
elementos que caracterizan a Pirque, como el paisaje cultural que representan
sus viñedos, la breve mención de algunos artistas como es el caso de los
payadores y de los cantores populares
y la personificación de ese cálido
viento que, como bien indica Ruiz - Tagle
“algunos dicen que proviene de la
pampa argentina y baja por el Cajón del
Maipo para templar el invierno”[12], el
cual despeina a los árboles y le declara
su amor a la zona. Pero esto solo lo mencionaré someramente, por dos razones,
primero, porque el tema de las viñas, de los músicos y del Raco merecen estudios
especiales que desarrollaré más adelante y segundo, porque lo
importante en este trabajo, lo que en realidad me interesa por el
momento, es buscar el origen de estas tierras para muchos paradisiacas que
inspiran a Rosa Caro para crear un texto poético que las presentan similares a las del locus amoenus, y esto, debido a que el
territorio no siempre ha tenido estas cualidades, pues antes lo conformaban, en
su mayor parte, tierras de secano, es decir, aquellas que no poseen riego, a
excepción de las ofrecidas por las lluvias. Al respecto, Manuel Miquel señala
que la hacienda de Pirque
“(…) era no ha muchos años inculta,
ocupadas sus 3.700 cuadras de terrenos planos por espesos montes de peumos,
litres, quillais, espinos, i labrada solo en aquella parte donde se podía aprovechar el riego que la
suministraba el riachuelo Clarillo, el cual corría a alguna distancia del
conjunto principal de esta posesión. Este estado de aridez en sus tierras mejor
situadas (…) no provenía de la incuria del propietario sino de la carencia
completa de aguas que regasen i fertilizasen los terrenos secos i enjutos que
eran los que constituían su mayor parte (…)”[13].
Más adelante, se afirma que estas tierras las
limitan las aguas del río Maipo, pero que fluyen por hondas y profundas
quebradas a grandes velocidades,
mientras que Pirque se encuentra en planicies y cerros muy superiores al cauce
del mencionado río. Entonces, cabe preguntarse: ¿Qué o quién produjo el cambio
en la zona? ¿Qué o quién transformó las desérticas tierras en maravillosos paisajes con los cuales se deleitan un sinnúmero de personas? ¿Alguien lo sabe?
LA PRESENCIA DEL DIABLO EN EL CANAL DE
PIRQUE
Según
mis creencias, existe una sola respuesta para las preguntas
que se plantean al finalizar Pirque Inspirador y esta es “El
Diablo”. Los lectores que ya conocen gran parte de la historia de este lugar
insistirán en afirmar que se debe a la
gestión de Ramón Subercaseaux Mercado, pero permítanme decirles que sin la
ayuda del maligno personaje habría sido prácticamente imposible llevar a cabo
la construcción del canal.
Ramón
Subercaseaux fue uno de los propietarios de este territorio, quien “(…) no pudo
sufrir por largo tiempo esa burla continua que le hacía el Maipo con el ruido
de esa turbia i sonante corriente”[14] y
decidió conducir sus aguas hacia la hacienda pircana por medio de un
canal, cuyas obras de construcción se iniciaron bajo sus órdenes a partir del
año 1834[15]
. Esta tarea fue considerada una locura por la mayoría de la gente, pues se debía
cavar el resistente mármol y cortar profundamente las montañas. Además, los
obreros se mantenían en pie solamente amarrados
para no caer en los hondos
abismos donde aún fluye el río, los cuales tenían 70 metros de profundidad
aproximadamente. Esta maravillosa,
sorprendente e inexplicable construcción dio nacimiento a la leyenda “El pacto del diablo con don Ramón Subercaseaux.”, la
cual cito a continuación:
“Es una de las más conocidas leyendas de esta zona junto con la de El
casillero del Diablo de la viña Concha y Toro. Basada en el asombro de quienes
aún no creen que las aguas del canal La Sirena puedan ascender por las laderas de los cerros para
regar el valle de Pirque, como se ve desde el camino a San José de Maipo.
Don
Ramón Subercaseaux, un personaje de la historia de Pirque, fue dueño de gran
parte de estas tierras e impulsor de su progreso. En aquella época las tierras
eran de secano no permitiendo grandes cultivos por la falta de riego. Sin
embargo, don Ramón se propuso la construcción de un canal que trajera al valle de Pirque el apreciado
don del agua, extrayéndola del río Maipo, más arriba de la bocatoma de La Obra
y lo logró a pesar de las inmensas dificultades técnicas y geológicas de su construcción.
Este fue el canal La Sirena.
El
agua transformó los campos de Pirque y permitió la riqueza de las viñas y el
vino de tanta importancia en nuestra historia local y nacional.
Los
lugareños al ver tanta riqueza imaginaron que era el producto del pacto entre
don Ramón y el mismo demonio quien lo ayudaría a construir el canal para
hacerse rico a cambio de su alma.
El
plazo se cumplía y el demonio iba en busca del alma del enriquecido personaje.
Esa
tarde don Ramón salió de su inmensa casona y parque en un carruaje tirado por
cuatro caballos y conducido por su auriga, quien se sentaba en el pescante,
aislado de su importante pasajero.
Al
atravesar el puente de San Ramón el auriga se dio cuenta de que su carruaje no
avanzaba y comenzó a guasquear a sus caballos que bufaban estrepitosamente. Sin
embargo, no se movían, era como que si una extraña fuerza los detuviera en ese
lugar. El campesino, preocupado, miró hacia atrás y en ese momento vio salir
del carruaje a don Ramón Subercaseaux junto a un personaje alto, de bigotes en
punta, totalmente vestido de negro bajándose del carruaje y perdiéndose en los
laberintos de la noche. Era el demonio que había venido a cobrar la otra parte
del pacto juramentado.” [16]
Antes
de concentrarme en el texto, considero necesario establecer las semejanzas y
las diferencias, sobre todo estas últimas,
entre el mito y la leyenda con el
fin de evitar erróneas interpretaciones. A mi modo de ver, creo que no es
necesario extenderse demasiado en las definiciones, descripciones y
ejemplificaciones de cada uno, pues su estudio requiere un espacio que excede
lo que me he propuesto, además
originaría, con toda seguridad, una digresión a la cual mejor convendría
dedicarle un apéndice. Por tal motivo, sólo me limitaré a exponer los rasgos
más importantes de los términos en cuestión.
En
Los mitos. Consensos, aproximaciones y
distanciamientos teóricos, el
profesor Néstor Taipe señala que disciplinas como el folklore, la
epistemología, la etnolingüística, la filología, etc. se han dedicado a
estudiar los mitos, ofreciendo cada una de sus escuelas una definición propia,
la que muchas veces se contrapone con la ofrecida por otra. Sin embargo, en
dicho trabajo, después de un riguroso estudio, define al mito “en cuanto relato oral, como una práctica discursiva social sobre
los acontecimientos sagrados y primordiales ocurridos en el principio de los
tiempos, entre seres sobrenaturales, y que dan cuenta de la cosmogonía, de la
antropogonía y del origen de algo en el mundo como los elementos naturales y
los pertenecientes a los derivados de la naturaleza humana.”[17]
Según esto, y aplicando parte de la
competencia que tengo al respecto, el mito corresponde a una narración situada
en un tiempo primordial, anterior al tiempo histórico y como tal, a la presencia del ser humano. Es
un relato colectivo- y por ende, anónimo debido a que
su creación no está asociada a un autor individual- en donde se
desarrollan acontecimientos que se articulan como un sistema de creencias
sagradas, de ahí su carácter religioso, los cuales explican, a través de la
intervención de personajes de carácter sobrehumano como dioses, semidioses, titanes, gigantes,
etc., algunos hechos importantes: el
origen del mundo, del hombre, del bien y el mal, etc. De esto se desprende que
el mito tiene un carácter universal, ya que trata de dar respuestas a
trascendentales preguntas que se ha hecho el ser humano a lo largo de toda su
existencia: ¿Quién soy?, ¿de dónde vengo?, ¿por qué estoy aquí?, ¿cómo se creó
el universo?, entre otras.
Un
claro ejemplo lo encontramos en el Génesis,
en donde un Dios todopoderoso crea el cielo, la tierra y todos los seres
que habitan en estos lugares. Al
respecto, siempre se debe tener presente
que el mito habla de los principios y/o causas de la creación, he aquí su
carácter cosmogónico, el cual se refiere a la
explicación del origen del mundo.
El Génesis, además, posee un carácter
antropogénico, o sea, narra la creación del ser humano a partir del polvo de la
tierra[18].
También es importante señalar que este mito tiene características
morales, pues se explica la existencia del bien y del mal.
Recordemos cuando la serpiente (para muchos el diablo) ofreció el fruto prohibido por Dios a Eva y
ésta a Adán.
En cuanto a las leyendas, éstas
corresponden a relatos, en un principio orales, de una historia sobre el origen
de un personaje, una institución o cualquier elemento natural o cultural que
forma parte de una tradición. Según el Diccionario de la Real Academia de la
Lengua Española corresponde a una “relación de sucesos que tienen más de
tradicionales o maravillosos que de históricos o verdaderos”[19].
Se presentan, al igual que los mitos,
como historias verídicas y con una función etiológica, es decir, explica la
causa o el principio de algo, por ejemplo el de un volcán o del poder político
de determinado linaje o raza. Sin
embargo, a diferencia de los mitos, muchas poseen elementos históricos y las
acciones que se narran se desarrollan por personajes en lugares que son
claramente reconocibles por los receptores, tal como lo afirma García de Diego
“una narración tradicional fantástica esencialmente admirativa, generalmente
puntualizada en personas, época y lugar determinados"[20]. Otra característica que también comparten con los mitos
es la presentación de hechos y personajes sobrenaturales como brujos, diablos,
seres alados, etc.
Un claro
ejemplo de todo lo que hemos expuesto lo encontramos en la leyenda “El pacto
del diablo con don Ramón Subercaseaux”, en donde se le atribuye al demonio el
origen de la riqueza natural del valle de Pirque. Los elementos históricos
que encontramos en ella son
principalmente el canal La Sirena
(actual canal Pirque), construido, según diversas fuentes
consultadas en 1834[21],
y la presencia del personaje llamado Ramón Subercaseaux,
quien nació el 10 enero del año 1790 en la aldea Nancoto y
falleció el 30 octubre de 1859 en la
ciudad de Santiago. Este importante señor, primero se destacó como comerciante
en La Serena, después se estableció en Valparaíso, donde tuvo su casa de
comercio, luego adquirió la hacienda Pirque y posteriormente
compró El Llano que
lleva su nombre y el Colmo.
También fue uno de los principales
accionistas del Ferrocarril de Valparaíso a Santiago. Senador entre los años
1840 y 1849, y desde el año 1852 hasta
el año 1861[22].Un personaje con gran poder económico, político y social
como se infiere.
Como más
arriba se indicó, la leyenda posee lugares que son perfectamente identificables
y
ello debido a su temática localista, a diferencia del mito que responde a
preguntas trascendentales de la humanidad. En este caso, el espacio que actualmente corresponde a una
de las comunas de la Provincia Cordillera y que conocemos con el nombre de
Pirque.
Si ahora nos concentramos
en el origen y el desarrollo del relato en cuestión, puedo afirmar que ocurren por razones que se interrelacionan
entre sí. La primera de ellas es mencionada en forma explícita por el texto y
se debe al “asombro de quienes aún no creen
que las aguas del canal La Sirena puedan
ascender por las laderas de los cerros para regar el valle de Pirque”.
Efectivamente, antes de introducir la leyenda, hablé del trabajo sobrehumano que se debía realizar para desviar las aguas
maipinas hasta la hacienda pircana. Nunca fue una tarea fácil, alguna extraña
presencia actuó en la construcción del cauce. Así fue, qué duda cabe, si hasta
la misma “Asociación de Canalistas del Canal de Pirque” habla sobre la
participación de fuerzas sobrenaturales:
“La
leyenda cuenta que don Ramón decidió construir un canal para regar la Hacienda de Pirque (hasta el sector de Santa Rita). La labor era una empresa de proporciones para la época, por lo que, se dice, don Ramón decidió hacer un
pacto con el diablo, quien le ayudaría a terminar el canal, a cambio de su
alma. Así, entre los obreros empezó a circular el rumor de que durante las
noches el diablo trabajaba en la construcción y terminación del canal sin
descanso.”[23]
La segunda razón, según mi parecer, se
encuentra gatillada por la impensada transformación que sufrió Pirque que, como ya se mencionó, pasó
de tierras de secano a nutritivos campos.
“(…) obra osada i
perfectamente conducida desde la boca – toma hasta la Puntilla de San Juan que
es donde comienza a regar los terrenos de la hacienda. Gracias a él esta
posesión se halla al presente completamente transformada, en vez de desiertos e
incultos montes i de áridas i pedregosas llanuras se ven ahora vastas y
estensas campiñas de verdes pastos o amarillas mieses, orladas de grandes
hileras de álamo que formando
interminables i umbrosas alamedas permiten al viajero contemplar libre del
calor de un sol de verano, los prodijiosos efectos producidos por las fecundas
aguas del Maipo.”[24]
La
leyenda “El pacto del diablo con Ramón Subercaseaux” señala que “El agua transformó los campos
de Pirque y permitió la riqueza de las viñas y el vino de tanta importancia en
nuestra historia local y nacional” a la que también debemos sumar su carácter
internacional, ya que el 2012 la más
importante de sus viñas, Concha y Toro fue “reconocida
como “La Marca de Vinos Más Admirada del Mundo””[25] y en la actualidad “es el principal exportador de vinos de Latinoamérica y una de las
marcas vitivinícolas más importantes a nivel mundial. Desde 2001, la compañía
forma parte del Club des Marques (Club de Marcas), transformándose en la única
viña latinoamericana que integra esta asociación, la cual reúne a las marcas
más destacadas de la industria vitivinícola mundial.”[26]
Motivos, entre otros varios, por los
cuales muchos consideran a Pirque “La Capital del vino”[27]. No está
de más decir que muy ansiosos esperamos
el mes de abril para celebrar la Fiesta del Vino de esta comuna. ¡Salud! Lo
siento, no lo pude evitar.
La pregunta inevitable que surge en estos
momentos es: ¿Por qué, entonces, no se
le atribuyó la obra a Dios, quien por medio de Jesucristo ayudó al señor
Subercaseaux Mercado? Creo que por la sencilla razón de que, tal cual lo señala
La Sagrada Biblia, no se puede amar a Dios y al dinero:
“Porque los que quieren enriquecerse
caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a
los hombres en destrucción y perdición; /
porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando
algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados de muchos dolores. /
Mas tú, oh hombre de Dios, huye de estas cosas, y sigue la justicia, la
piedad, la fe, el amor, la paciencia, la mansedumbre.”[28]
“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará
al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a
las riquezas.”[29].
No tengo la menor duda de que dichos pasajes
se les enseñaban a los innumerables peones en las capillas a través de las
periódicas misas costeadas por quien se convirtió en un hombre
poderosamente rico, el que incluso en un determinado momento se adueñó de todas
estas tierras y de sus aguas “Hubo una época en que Pirque pertenecía hasta tal punto a los Subercaseaux, que Don
Ramón hizo poner una puerta, candado y cadena en el puente que lleva su nombre”[30]
con el fin de evitar robos y saqueos. Seguramente, alguna vez algún parroquiano
le preguntó por la situación y conducta de su patrón a quien oficiaba la ceremonia, o por temor a perder su empleo,
lo hizo mientras se confesaba, ante lo cual el presbítero respondía que contra
los propósitos de la Divina Providencia estaba prohibido atentar, pues ella sabía por qué hacía las
cosas y todos debían aceptarlas, sin excepción alguna. Insistía en que los
campesinos debían preocuparse solamente de trabajar la tierra para el dueño, que ayudaba con la producción del país, y cuyo
aporte iba para el estado, quien entregaba puntualmente el diezmo a la Santa Iglesia
Católica. El labrador, inquieto y disconforme con la respuesta obtenida, le
recordaba lo aprendido en las misas, pero el cura, por su parte, le decía, con
el fin de tranquilizarlo, que no se preocupara, ya que Dios se encargaría del
juicio final e incorporaba a su discurso religioso otros pasajes bíblicos, como
los que cito a continuación:
“No
juzguéis, para que no seáis juzgados. /
2 Porque con el juicio con que juzgáis, seréis juzgados, y con la medida
con que medís, os será medido. / ¿Y por
qué miras la paja que está en el ojo de tu hermano, y no echas de ver la viga
que está en tu propio ojo? / ¿O cómo
dirás a tu hermano: Déjame sacar la paja de tu ojo, y he aquí la viga en el ojo
tuyo? / ¡Hipócrita! saca primero la viga
de tu propio ojo, y entonces verás bien para sacar la paja del ojo de tu hermano.”[31]
Finalmente, le recordaba que gracias a la labor de Ramón
Subercaseaux Mercado, iluminado por Dios, ellos tenían trabajo. Sin embargo, el
campesino, que solo pedía lo justo, no quedaba satisfecho con la plática y salía
de la capilla a reafirmar el rumor de la estrecha relación entre el diablo y el
magnate de Pirque, rumor que con el paso del tiempo se convirtió en leyenda y
cuyos efectos llegaron hasta el día de hoy, y de los cuales, obviamente,
también se hicieron parte sus familiares, como su nieto Julio Subercaseaux,
quien de esta manera lo recuerda:“(…)
una vez un capataz nos mostró un banco de piedra partido por un rayo y nos dijo
que ahí el diablo se había sentado con el patrón don Ramón, mi abuelo”[32]
Volviendo al texto en donde aparece la leyenda que nos
interesa, ahora conviene hablar de su desenlace. Ya se dijo que la leyenda
surge de la oralidad, y como bien sabemos al ir compartiéndose por este medio,
de interlocutor en interlocutor a través del tiempo, algunos van “poniéndole de
su propia cosecha”. De esta manera, encontramos distintas variantes, o diferentes versiones y “El pacto del diablo
con Ramón Subercaseaux”, obviamente, no escapa a esta situación. En él aparece
que después que salió de su casona[33], y
mientras atravesaba el puente,
actualmente conocido como San Ramón, el
carruaje se detuvo, y el demonio,
quien es descrito como “un personaje
alto, de bigotes en punta, totalmente vestido de negro”[34] salió del vehículo para cobrar la palabra
y llevarse su alma. Pero también existe otro final, en donde aparece que un carruaje negro, guiado
por jamelgos con alas, desciende al mismo puente para buscar al Sr.
Subercaseaux. Patricia O’ Shea Lecaros
afirma que a este personaje tan
importante para la historia pircana se le atribuye un pacto con el Diablo, “Aunque las razones que tuviera (…) varían según a quienes le pregunte (en general, se dice
que fue para que Pirque prosperara), lo que sí se cuenta es que mientras éste
cruzaba el río Maipo, un carruaje negro con caballos alados descendió a buscar
a don Ramón”[35].
Esta misma situación se reitera en la novela El Chupacabras de Pirque, en donde
la bruja Melisa le dice a Ricki y a su primo Dante lo siguiente:
“-Pues les contaré que hace mucho más
de cien años, el Marqués de Concha y Toro le vendió su alma al Diablo por
preservar una bodega de vinos. No querrán
saber ustedes lo que sucedió
allí. Pero eso no es todo. Años después, el señor Ramón Subercaseaux también
hizo un pacto con Lucifer y dicen que cierto día al cruzar el río Maipo, un
carruaje negro con caballos alados
descendió a buscar a don Ramón”[36].
Permítaseme la libertad de aplicar el
concepto de veracidad al fragmento que acabo de citar para indicar que el ente
ficticio y creo que con él, su autores cubanos, el escritor Pepe Pelayo y el ilustrador Batán, incurren
en un desacierto, ya que se afirma que el
señor Ramón Subercaseaux estableció un trato con Lucifer después que lo hiciera
con Melchor Concha y Toro, ¡craso error histórico!, pues, si mal no recuerda,
los inicios de la construcción del canal La Sirena datan del año 1834, mientras
que la leyenda del Casillero del Diablo, introduce como fecha el año 1883[37].
Comprendo que la bruja no quiera asustar a Ricki y a Dante, por eso decide no
contarles la historia de lo que sucedía
en la bodega de vinos, a diferencia de
todos nosotros, que sí nos interesa saber lo que ocurrió en dicho lugar. Pero
esto queda reservado para un estudio posterior, en donde se analizará el “Casillero del Diablo: La leyenda del vino”. Por ahora solo me interesaba concentrarme en
la presencia del diablo en el canal Pirque y en
profundizar con un relato de
nuestra Provincia Cordillera el párrafo de Oresthe Plath que habla sobre las
“Leyendas del diablo”:
“El pueblo, a la vez, recuerda en
Chile a numerosas personas que han vendido su alma al Diablo y que se han
salvado de los pactos valiéndose de sus
respectivas contras. De aquí, según el
pueblo, los terrenos de rulo que de la noche a la mañana se convierten en
fértiles campos de plantío y la
prosperidad de la hacienda o el éxito de
los negocios de muchas personas de las cuales se da el nombre”[38]
Como puede apreciar, queridísimo(a) lector(a), ahora le corresponde a usted aplicar los contenidos expuestos en este
trabajo al texto anteriormente citado. ¡Que lo disfrute!
Continuará...