viernes, 18 de septiembre de 2020

Viento Raco

                                                                 Mabel Gracia Díaz



Camino esta noche por la hierba.

Mi dorado báculo encendido

y la Luna que se antoja de quimeras.

Con alevosía y desenfreno

yo clamo fuerte tu nombre:

Viento Raco,

te invoco con voz divina;

despeja esta noche el cielo,

invítame a volar

tan liviana como quiero.

Uno a uno has aparecer 
los luceros

cuyos brillos me encandilan, me hipnotizan,

me revelan.

Y quiero ahora conocer

el valor que le das a mi poder.

 

No aspires tan alto pequeña diosa.

Si clamas por mis brisas,

pasarás por el mundo de prisa.

No oses invocar en vano mi nombre

pues no existe retorno

desde un mundo que no es de hombres.

 

¡Qué me importa el paso por el mundo!,

si sólo me ha traído desesperos.

Yo quiero ser como tú,

viajar libre por el cielo.

Asciéndeme ahora y en silencio;
te lo imploro, te lo pido, te lo ruego.

Conviérteme en fragancia,

brisa suave o sutil sustancia.

Quítame el dolor,

quítame el vacío,

quítame las ansias

que destrozan en agonía mi templo.

Has que ahora se deshaga mi cuerpo,

quiero ser sólo conciencia

y no ya más sentimiento.

 

¿Qué pretendes, pequeña, con tamaño cambio?

No me engañes con tu labia

ni con tu refinado encanto.

¿Sentimiento, dices, no quieres?

¿Olvido verdadero probar de verdad quieres?

Conciencia pura sin sentir

es lo mismo que él vacío.

¿Qué sacarás con mirar desde lo alto?

Saciará ello tu sed de ver,

pero ya no tendrás tu canto.

La primera vez te escucho

te otorgo tiempo de espera.

La segunda

bastará solo una palabra

para dictar sentencia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario